Entre el brillo de las Reinas más Reinas
Con todo cariño, respeto y humildad, no sólo nos reivindicamos herederos de la cultura Drag, sino que en cierta medida nos sentimos parte de ella. De una de sus múltiples derivadas. Herederos de la fantasía, de la perversión de las formas, de la reinvención de los códigos convencionales.
Cada una de nuestras fiestas, de nuestros espectáculos, de nuestras intervenciones, es un homenaje a aquellos que empezaron a exhibir sus aspiraciones exagerando la pluma, el brilli-brilli o la reafirmación desprejuiciada y atrevida.
Somos sus maquillajes, sus pelucones, sus taconazos, sus lentejuelas, sus postizos, sus escotazos. Somos la versión contemporánea del Gran Teatro del Mundo (“La vida es drama, donde importa no cuánto duró, sino cómo se representó”). Y con ellas, ellos y elles estuvimos en el espectáculo inicial de la Gran Gala Drag de Las Palmas de Gran Canaria, retransmitido en directo, como cada año desde el Parque de Santa Catalina por la cadena pública.
Allí compartimos escenario con Chanel, la potente candidata española a Eurovisión 2022 y con Cristina Ramos, que homenajeó a ese gran icono de la cultura pop europea que fue Rafaella Carrá, la diva que vivirá para siempre en nuestros corazones. Fue presentado por el gran Roberto Herrera, alma mater del certámen, Fátima Plata, de la Televisión Canaria, y la enorme Supremme Deluxe, una veterana del teatro trans.
Fue un espectáculo lleno de color, de vigor y de alegría que coronó a Drag Vulcano con el cetro de este año. Un momento de fiesta desbordante, de reivindicación LGTBI+ y de promoción de una ciudad que ya hace décadas supo encontrar su momento de fiesta máxima en este multitudinario festival de música, plumas y brillos de todo el arco cromático imaginable. Gratitud máxima por permitirnos un año más estar entre vosotros.